No existe el juguete ideal, pero se sabe que cuanto menos sofisticado y más elemental es un juguete, más estimulante resulta para el niño. Si se observa el diseño de los juguetes ofrecidos en este libro, se verá que es sumamente sencillo. En general, invitan al niño a jugar (solo o en grupo), a mover las manos o el cuerpo, o a pensar cuál es la mejor alternativa. Son lindos, pero no meramente decorativos. Para un adulto, los autos son casi un adorno, pero a un chico le dan ganas de hacerlos rodar y jugar carreras entre ellos. Un juguete bien diseñado estimula a la criatura a explorar y descubrir otras cosas, y a adquirir nuevas habilidades.

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