Los especialistas sostienen que cuanto más sencillo es un juguete, más posibilidades creativas le brinda al niño, ya que le puede dar el lugar de distintos personajes: una muñeca podrá ser la madre, la hermana, la amiga, la maestra o alguna otra persona con la que se relacione diariamente y con la que pueda desarrollar imaginativamente sus conflictos diarios. El mayor valor de un juguete está en la posibilidad de jugar con él y no en lo que trae de fábrica. Por eso es que los juguetes artesanales, hechos a la vieja usanza, han recobrado vigencia.

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