Respecto a los pinceles, conviene tener varios de ellos de distintas formas y gruesos, como, por ejemplo, una brocha plana de dos centímetros de ancho y otra de un centímetro; un pincel de tipo paletina del número 6 u 8, y varios corrientes del número 4 al 10, de pelo de meloncillo o similar.
Recordamos que una vez utilizados los pinceles deben limpiarse concienzudamente con agua jabonosa si se han empleado con pinturas al agua, y con aguarrás u otro disolvente para las pinturas al aceite.
Asimismo se debe disponer de un par de brochas planas, exclusivamente para barnizar, las cuales se limpiarán también con disolvente o con alcohol, según el líquido base de cada barniz.
Cuando se acaba de pintar con esmaltes o pinturas al aceite, conviene cubrir la superficie
de la pintura con una fina capa de disolvente y cerrar bien el bote, para evitar la entrada de aire.
Antes de empezar a pintar es necesario mover muy bien la pintura, para asegurar un perfecto mezclado de sus componentes.
Igualmente en las pinturas al agua o a la caseína se debe cubrir la superficie de la pintura con un poco de agua.
Estas pinturas conviene mezclarlas sobre un pocilio hasta darles el punto de fluidez necesario, mediante la adición de más o menos agua, de forma que no queden demasiado espesas, porque el pincel no correría bien; ni demasiado fluida, ya que en este caso la pintura chorrearía y además no cubriría suficientemente las superficies a pintar.
Cuando hayan de pintarse detalles de distinto color al del fondo, como por ejemplo distintivos y letras en las maquetas de aviones, barcos, etc., si no se tiene práctica para pintarlas directamente sobre el fondo, será conveniente hacer pequeños estarcidos de cada una de las figuras, para aplicarlos según la técnica explicada anteriormente.

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